sábado, marzo 04, 2006

¡No en mi nombre!


Así podría contestar a aquellos que pretenden arrogarse la representación de los profesores de religión, y no parece importarles la asignatura, sólo el puesto de trabajo.
Comprendo su preocupación, todos o muchos tenemos familia y queremos llevar un sueldo a casa, queremos estabilidad laboral como profesores de religión... Pero, ¿tiene sentido hacerlo a espaldas de quien realmente da sentido a la asignatura, o incluso a espaldas de la asignatura?
No, si existen los profesores de religión es por la asignatura, y si ésta desaparece, desaparece no sólo su sentido, sino también los puestos de trabajo, y entonces... ¿Qué derechos laborales pueden existir, si ya no existe el puesto de trabajo? ¿Tener derecho al paro?
¿Alguien se ha olvidado de que el primer interesado en que haya religión en la escuela no es el gobierno de turno (a muchos de sus componentes en el fondo les da igual), sino la Iglesia, es decir, los padres que piden religión para sus hijos?
Creo que hay que recapacitar, y quizá empezar a pensar con la cabeza fría, y desde nuestra opción personal como profesores de religión.